28.11.08

Lágrima viva

Cuando el cuerpo arde en lluvias, se queda callado mirando a través de sus pensamientos. Se queda sin decir nada, se queda gritando mudo por dentro. Cuando el cuerpo pide un eclipse se le antoja un verano negro, perdido entre sombras de nada. Hoy mi cuerpo está atravesado por la lluvia y no se moja, mis pensamientos están calcinados llenos de otoño escuchando hojas crepitantes de mentiras. Las mentiras silenciosas que deberé extraviar y quedar sin palabras, riendo en el vacío. No seré palabra ni risa ni ojos Nada. Al tercer vaso sólo la eternidad y bullicio en el paraíso humano. Los humanos dioses de sí mismos.


Al amanecer, recorriendo la memoria sonrío frente al viento, miró a mi alrededor y las tiendas están abriendo. Una leve garúa golpea mi rostro, el día aún se ilumina y siento que debería saber que hay en mis pensamientos. Me quema la mañana, es un día esfumado por los días que se fueron. Y recorro las pistas como pisando nubes atrapadas en la tierra. Levanto el rostro al cielo y aspiro la humedad que me seduce. Subo al tren y bajo en la 34St, me siento plácidamente perdida en medio de la calle, atravesando las avenidas de un lado a otro. En ese instante comprendo que muchas cosas se terminan cuando los cuerpos dejan de tocarse. Me quedo inmóvil ante lo inevitable, en medio de una ciudad que late dentro de mi.
Que extraña se siente la calle cuando es muy temprano, no necesitas ir en un tren para ver borrosas a las personas que están girando a tu alrededor. Se perciben implacables ante la insistencia del dolor y el desarraigo, giran y siguen girando atravesándote y una está allí parada esperando nada. Llorar a lágrima viva como diría Oliverio Girondo, llorar a chorros, llorar el sueño, abrir las compuertas del llanto, empaparnos el alma, inundar las pistas, llorar de memoria, improvisando, llorarlo todo, llorar todo el día. Al anochecer, quieres detener el tiempo y cambiar la dirección del espacio y es imposible. Una se queda retenida ante lo implacable y se somete al olvido. Suena el teléfono, me hace recordar que ya es Thansgiven, es un día muy importante para muchos neoyorquinos: el día de acción de gracias.
Levanté la vista a lo lejos, el amanecer nuevamente. Atravieso mi corazón y sonrío...
 

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11.11.08

Donde habita el olvido


Lo encontraron boca arriba apuntando sus ojos al cielo, un cielo sucio y desteñido por el moho y la desidia. Un halo de luz cruzaba el vértice de la habitación, parecía ser la santidad de los hombres ante la abstracción de la muerte. Era medio día en Queens Village, él con los ojos desorbitados llenos de lágrimas ya putrefactos por dos días de espera. Miles de maggots iban y venían por su cuerpo como recorriendo calles y avenidas perdidas en el tiempo.

Allí precisamente donde habita el desorden, en el péndulo inquieto del recuerdo estaba un hombre en una pieza a oscuras sin ser reconocido. La gente entraba y salía, y el olor hediondo tocaba una sinfonía amarga y desencantada. Dentro de todo ese amago, pude reconocer un suave olorcillo a láudano y azmiscle, extraña mezcla que se perdía hacia el fondo de la casa. Acababa de visitar a alguien, cuando pase por esa puerta y vi a ese hombre tendido por la ventana. Tomé el bus la Q43 que me dejó en el subway para tomar la F. Tenía en mi mente una escena extraña, un chocolate con leche seca ya por los días, una mezcla de olores absolutos, una tarjeta arrugada con un poema de Benedetti en inglés y un cuarto extraño. Donde habita el olvido, pueden transcurrir miles de enigmas en mi memoria.

Queens no es cualquier Borough, es el más grande de Nueva York, considerado por algunos como el dormitorio de la ciudad. En él se encuentran cuerpos diseminados de esperanza y tiempo. Los blues y los hip hops, el grito de unos drums al anochecer y la silueta oscura del humo oscilante. Allí al cruzar el subway por toda la vía, a una hora de Manhattan. A lo lejos mi imaginación desbordándose en lo absoluto,  la espera.

En estos momentos, estoy circunscrita a muchas decisiones sin dejar de pensar que el chocolate es mi pasión. Qué sentido podría tener una cosa con la otra? Hay millones y ninguna conexión. Para muchos son importantes los aromas a soledad e intimidad, desde tomar un chocolate caliente leyendo un libro hasta rebozar un cuerpo de deseo de puro chocolate.
Al llegar a West 4, compré uno me lo debía por la dilación del momento. Caminé algunas cuadras recordando a Benedetti con su Corazón Coraza ya tan trillado para muchos, en conjunto al chocolate esperado. De repente me encontré frente a Barnes & Noble, una gran librería de Manhattan, después de buscar entre libros,  encontré Una habitación propia de Virginia Woolf y leí que para poder llevar una vida independiente y cultivar su propia naturaleza creativa necesitas una habitación propia con cerrojo y quinientas libras al año. Seguirán sin entender que demencial escrito es éste, te diré que encontré una habitación propia muy lejos de mi ático. Podría ser una suposición demencial o la verdad. Pero esa imagen me transporto a mis nuevas decisiones.

Deberé tomar mi perfume, mi chocolate caliente y buscar otra habitación propia y dejaré que los recuerdos se esfumen por la abertura junto con la lluvia. Aquí está amaneciendo y yo gravito sobre que deberé hacer más adelante, bajo las circunstancias mirando a la l
una por la ventana. El desorden y la inmediatez del silencio me agobian, hay un síntoma de incredulidad en la esperanza.


 Sin embargo, pude desentrañar el enigma de aquel hombre; se quedó esperando durante años que ella volviera y apretando su tarjeta lo venció el peso del recuerdo. Allí en esa pequeña habitación oscura, evocó al olvido que lo escuchara como cuando ella le dijo que volvería. La espera fue larguísima y ella nunca regresó, así lo encontraron mirando el cielo detenido, porque polvo será más polvo enamorado.

(los dibujos son de Tim Burton)

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