29.5.11

La sombra de los dones

Recuerdo la balanza que alzó ante las sombras y tiró el peso en lo inevitable. Que distanció el enigma y rescató la fuerza del espíritu. Oyó un grito dentro suyo y estalló en mil pedazos. Desató el infierno y como fiera luchó para recobrar su alma del dolor, del artificio creado en la incógnita del silencio.
 Llamó muchas veces para exacerbar su cuerpo, desarmar su delirio; tiró a sus oídos la piedra engendrada en el engaño. Frente a la ventana noche a noche arrugó su cuerpo plegando su ira entre lágrimas. Supo que sus dedos aflojaron el nudo impertérrito del estigma. Y que nada era verdad y balanceó el dolo con mesura inclinado entre promesas, afrentas y desilusión. Inclinada ante el refugio de la esperanza explicó dilemas posibles que atestiguaran la verdad, pero tártaro el centro la llevó a lo umbroso. Estalló un cuerpo dentro suyo, pidiéndole salir.  Pero la fatiga era tortuosa y la piel no resistía la cadencia de otro cuerpo. Lo perdió.
Hasta donde la balanza se refugia entre las sombras, y reclama sus espíritus perdidos. La cobija del canto que ya no clama, el escarnio de los seres que se divierten. Estaba sola, en una camilla de hospital frente a una ventana lluviosa, llena de voces a su alrededor,  la balanza se torcía a un lado rigurosamente. Ella pidió verla y callada tomó su piel y salió hacia la calle, subió al tren. Las calles daban vueltas a su alrededor, y llamó por teléfono. Una voz bramó al otro lado del auricular. Caminó un par de cuadras y observó el lugar, la báscula se inclinó al lado opuesto.  Y lo comprendió todo.

Después de dar vueltas, vio sangre entre sus piernas. Se duchó y se sentó frente a la pared.  Al amanecer salió vestida de cenizas entre las piedras, quería tener la seguridad de estar en el lugar donde otros respiran. Bajó al subterráneo, miró el tren. El peso osciló hacia el término,  ella por fin pudo volar.




(Recién pongo este video, pero me gusta la música y fue con ella que escribí esta historia)

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22.5.11

Revelación

Le susurraste que se quede quieta junto al micro que se dejara llevar, que sintiera cada promesa hebra tras hebra en sus oídos. Alargaste la lengua para cerciorarte de que temblara al crepitar de cada murmullo. Ondulaste con dulzura la insidia a dulceperla3. Sabías que cada noche te esperaba, eras el montonero que la sacaría de su indigencia. La palabra mágica chiko_10  y la máquina gesticulaba por ti, aderezando el paraíso, la complicidad en su más tierna intimidad. La ansiaste en cada intervalo, a través de miles de fotografías que descargabas cada noche. Sus líneas eran la respuesta de muchas noches insomnes donde te sentiste derrotado, solo, un chico más de la escuela, que a nadie importa. Pero ella te esperaba, todas las noches.

Ahora por fin es el día. La verás. Sentirás el calor necesario para llenarte de sus aromas, tu deseo esperanzado en su cuerpo de fantasía. Te paras frente a la puerta y tocas el timbre y sale un viejo y te dice que esperes en la salita. Pasan como 10 minutos y el hombre vuelve a salir y te alcanza una bebida con unos panecillos calientes. Tú sonríes y tomas el refresco, sientes un calor interno, estás fascinado con los cuadros barrocos del salón.
De repente todo gira a tu alrededor, notas que a duras penas puedes mantenerte en pie. Casi a rastras llegas a la puerta y abres. Allí está imponente sonriéndote, tocándote como lo habías pensado, impávido tratas de comprender. Te sonríe y te abraza con su cuerpo flácido arrastrado por los años de impudicia. Tratas de escurrirte pero sientes el vaho de su piel que no te suelta, levantas la mirada y sabes que no saldrás jamás.



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17.5.11

Limpieza

Con un secador de cabello suavizo su piel. Y rastreo cada parte del cuerpo, husmeando espacios, sintiendo pedazo a pedazo la rigidez de las extremidades. Al llegar al rostro, sus ojos plenos de aureolas parecían grietas moradas. Esquivaban ciertas rajaduras que asomaban insolentes entre los pliegues de la masa. Quito uno a uno plumas, hojas, arenilla brillante que resbalaban por el sesgo de sus axilas.
Pienso que cada parte de esa entidad es única, pero está marcada por la pasividad de los tiempos. Está mermada por la circunstancia disoluta del universo. Donde se unifican sus miembros y debo descuajarlos  para organizar sus partes de la mejor manera posible. No es algo simple porque debo hacerlo con absoluta  armonía y ablución. De tal manera, que quepan como fusionados pulcramente. Soy algo maniático en mi trabajo y no me gusta la liviandad en situaciones extremas.
El agua corre por las partes seccionadas y veo que quedan exactas en la caja. Al terminar llamo a un par de encargados y les digo que lo lleven al arenal de Condevilla, donde llegan los basurales.  Me saco los guantes y me lavo las manos cuidadosamente.  Y al cruzar la puerta respiro la pureza del aire y sonrío.

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5.5.11

La vuelta del espejo

Hasta donde termina la realidad en una circunstancia que podría ser un sueño. Uno recorre las calles indagando si cada cosa está en el lugar donde debería estar o cada situación se produce según la coincidencia que devenga.
 
La percepción sobre la naturaleza humana es para muchos innegablemente extraña. Ella prendió seis veces la calefacción para asegurarse que funcionaba y la arropó de diversos ángulos de la cama para dejarla cómoda. Y espero unos minutos para cerrar las ventanas y asegurarse que nadie entrara de ninguna manera. Cuando llegaron, ellas estaban abrazadas durmiendo juntas con gran placidez como si no hubiera pasado nada. Sólo un halo de gas despedía su aliento directo al sur por una rendija de uno de los agujeros de luz. La desesperación por encontrar una respuesta, algún tipo de salida antes que él llegara y nuevamente las obligara a sus antojos. No había escape porque donde fueran siempre las encontraría. Acurrucadas a la tenue luz de una lámpara esperaron el túnel que las llevara a la salida.

Como diría Borges, ciego a las culpas podría el destino ser despiadado a las mínimas distracciones. Pero ese no fue el caso. Dividiendo el tiempo podríamos situarnos frente a ellas y recoger cada parte de la secuencia anterior. La pregunta caprichosa sería si era necesario llevársela a la niña también al gran escape. Visualicemos hasta que punto lo real es más extraño que lo imaginado.

Por otro lado, una madre -aparentemente - sufre por su hija que yace en el hospital casi desahuciada donde nadie sabe que tratamiento darle porque no descubren aún el mal que le aqueja. La madre clama y pide ayuda desesperadamente. Hasta que la niña pasa a terapia intensiva y de casualidad en la noche entra una enfermera y encuentra a la madre inyectándole orines. Que es natural que lo real sea más extraño que lo imaginado.

Hasta donde la realidad empieza en la imaginación de estos personajes reales que crearon una historia para nosotros, y usaron sus propios artilugios para sobreponer el engaño. Sea por escapar hacia a la libertad, se dio el chance de crear un escenario ante la muerte o sea por el síndrome de munchausen por poder. Ambos casos quedaron registrados en algún momento por la prensa y son reales. Como se pudo develar el artificio, viendo el lado opuesto de lo real, lo inaceptable. La vuelta al espejo donde no hay reflejo. Allí encontraremos a dos mujeres egocéntricas en dos ángulos perfectos reflejándose a sí mismas en su realidad imaginaria. Viendo sólo un lado, el suyo.

Es natural que lo real sea más extraño que lo imaginado, y que la esperanza de que nada de esto sea cierto; sin embargo es la realidad. Y esta en nosotros el crear los artificios para que el sol se oscurezca y la luna resplandezca como mejor nos guste a nuestro infinito placer. En el escenario más importante nuestra propia vida.



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